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Historia del agua   

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El nuestro es el planeta azul, y el sello distintivo de la vida en la Tierra es el agua. Pero ¿de dónde proviene este líquido incoloro e inodoro?

Los recientes descubrimientos de la astrofísica sugieren que el agua no es nativa de la Tierra, sino que fue importado de los bordes de nuestro sistema solar como hielo atrapado en los cometas. Los científicos creen que esta agua fue “enviada”,  por primera vez aquí, hace más de cuatro mil millones de años. Durante la lluvia de meteoritos, que le provocó  a la Luna la mayoría de sus cráteres, la Tierra recibió quinientas veces más impactos que la luna, ya que el planeta tiene una mayor masa crítica que su satélite, la Tierra también fue capaz de mantener una buena parte del agua del hielo de los meteoritos. En este sentido hay cálculos que parecen indicar que si únicamente el 10% de los cuerpos que chocaron contra la Tierra durante el proceso de acreción final hubiesen sido cometas, toda el agua planetaria podría ser de origen cometario.

El hielo estaba atrapado dentro de los cometas junto con gases nobles, así como un cóctel de otros productos químicos, como silicatos, carbones, y el polvo interplanetario, por lo que estos elementos han de haber estado siempre presente en el agua de la Tierra. Los cometas pudieron haber traído también los aminoácidos, los bloques de construcción de la actividad biogenética, a la Tierra, aunque estas ideas son especulativas y objeto de debate entre los especialista.

Finalmente, el agua se convirtió en una de las sustancias más importantes en la Tierra, las civilizaciones más avanzadas quisieron controlarla. Este proceso comenzó hace unos diez mil años atrás con el desarrollo de la agricultura, que requiere la captura, almacenamiento y distribución de agua.

Se necesita agua abundante y limpia para mantener la cultura humana, ya que las primeras las civilizaciones más desarrolladas se dieron cuenta que los seres humanos pueden vivir un mes sin comida, pero sólo una semana sin agua. En la antigüedad, los egipcios idearon una serie de sistemas de filtración para hacer uso de las aguas cienosas del Nilo. En la pared de la tumba de Amenopthis II en Tebas (con fecha de 1450 a. C.), está dibujado como las aguas del Nilo son desviadas por un sifón y aclaradas a través de una serie de vasijas de barro.